Una noche como otra, en la playa,junto al mar, donde una inmensa luna mostraba el camino acariciando lentamente la arena, descubrí lo que era el amor.
Paseábamos lentamente, disfrutábamos de cada rayo de luna, cada ola que acariciaba nuestros pies descalzos, cada momento que respiraba y sentía tu aliento cerca de mí, e que hacía que mi piel se estremecía.
Esa noche, sentados en la arena, tan solo hablando, una especie de escalofríos llegaron a mi cuerpo y nacieron pequeñas mariposas dentro de mí. Siempre me acordaré como los rayos de luna se posaban en ti y dejaban ver esa hermosa sonrisa. Al terminar nuestra enorme conversación, sin sentido, donde las palabras no importaba, solo importaban los sentimientos, nuestras manos estaban entrecruzadas como si intercambiasen pequeñas verbas.
Al volver a mi casa, solo sonreía, me sentía en una nube. Nunca pensé que el amor llegaría a mí, pero al final llamó a mi puerta. ¡Y yo le abrí encantada!
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